Jose Luis Avendaño "En Corto"

A tres años de los 43 de Ayotzinapa
 
José Luis Avendaño C.
 
Quiero que termine este mes. Que llegue, ya, octubre, aunque éste posee su propia estela de tragedia: falta un año de los 50 de la masacre de Tlaltelolco, en el parteaguas que es el 68; el medio siglo de la muerte del Che, en Bolivia, quien desde antes había entrado en la historia latinoamericana, y se convirtió en leyenda viva y ejemplo para los jóvenes en su búsqueda del hombre nuevo.
 
Hoy, 26 de septiembre, se cumplen 36 meses, tres años, en que desaparecieron 43 estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa, y fue desollado otro más, en Iguala, Guerrero, cuando iban de paso, camino a la ciudad de México para asistir a la marcha del 2 de octubre.  
 
Un tiempo dilatado, que parece ser de tres siglos, sepultado por la verdad histórica oficial. Como sucede con otros tiempos, desde la llamada guerra sucia de la década de los 60, como a otros muertos y desparecidos, se los tragó la tierra, en medio del silencio de la impunidad. Y aquí no pasó nada.
 
¡Qué falta nos hacen hoy, en este tiempo revuelto de crisis, huracanes y sismos, para que los 43, con sus brazos, mentes y corazones, se unieran a los otros cientos y miles de jóvenes que, mano a mano, codo a codo, se unen en las tareas de rescate y reconstrucción no sólo de una ciudad y de un país, sino de la construcción de un mundo mejor, como le dijera el comandante Ernesto Guevara a Salvador Allende, quien en este mismo mes de septiembre de 1973 también cayó, defendiendo ese mundo mejor.
 
Este mundo mejor, que recordó también el Che, horas antes de su muerte, en la última carta a sus padres; carta en la que no terminó citando a Marx, sino a El Quijote. El único que, al parecer, vivió la utopía.
 
Solidaridad frente a los estragos de la naturaleza
 
José Luis Avendaño C.
 
A la violencia, de carácter estructural, que se vive en México, ahora se suma la violencia de la naturaleza, que parece rebelarse de cuando en cuando. Literalmente, nos ha llovido sobre mojado.
En medio de los diferentes huracanes que han azotado en las recientes semanas, en los últimos minutos del 8 de septiembre el país vivió el sismo más fuerte del último siglo. Las regiones más afectadas se encuentran en Chiapas, Oaxaca y Tabasco, con casi un centenar de muertos y miles de damnificados.
 
Como sucede siempre, los desastres naturales se ensañan con los que menos tienen, pues no sólo pierden lo poco que tienen, en vidas y bienes, sino para ellos es más difícil la recuperación. Y, también, es la sociedad civil –el paisanaje, pues— la primera que se organiza en las labores de rescate y reconstrucción.
 
Contrariamente a lo que aconteció a raíz de los sismos del 19 y 20 de septiembre de 1985, el gobierno federal reaccionó con prontitud y prácticamente todas las instancias federales se hallan comprometidas en la ayuda, pero ya con el sospechocismo frente a la etapa electoral en la ya estamos inmersos y que culmina en junio de 2018.
 
En un afán de que la ayuda llegue de forma directa, es decir, de pueblo a pueblo, diferentes grupos de la sociedad civil se han movilizado, creando sus propias redes. Una de ellas es la Santa María la Ribera, de la ciudad de México, en la esquina de Salvador Díaz Mirón y Dr. Atl, frente al Quiosco Morisco. En una semana han reunido y enviado a Oaxaca más de 25 toneladas de alimentos y productos de higiene personal.
 
Desde el restaurante Comixcal, las hermanas Mayra y Marahí López Pineda, oriundas de Oaxaca, han armado un pequeño grupo de jóvenes que, no sin dificultades y obstáculos, para que lleguen a Juchitán y otros municipios afectados la ayuda que, según ejecentral.com.mx, “se volvió trabajo clandestino”.
 
De tanto uso y abuso, como concepto y práctica, la solidaridad perdió valor y se volvió hueca. Pero, como demuestran estas brigadas de jóvenes, hoy es más vigente que nunca.
 
11 de Septiembre
 
José Luis Avendaño C.
 
1
 
En un día como hoy, pero de 2001, se efectuó un ataque terrorista contra las Torres Gemelas de la ciudad de Nueva York. En día como hoy, en 1973, se dio un acto de terrorismo de Estado contra el gobierno constitucional de Chile, encabezado por Salvador Allende.
 
Este es el contexto del relato de Eduardo Galeano, que titula Día contra el terrorismo:
 
 
Se busca a los secuestradores de países.
 
Se busca a los estranguladores de salarios y a los exterminadores de empleos.
 
Se busca a los violadores de la tierra, a los envenenadores del agua y a los ladrones del aire.
 
Se busca a los traficantes del miedo.”
 
 
2
 
…no se olvida.
 
Me refiero al 11 de septiembre de 1973, cuando el bombardeo al Palacio de la Moneda, en Santiago de Chile, que terminó, violentamente, con la experiencia socialista del presidente constitucional Salvador Allende. Más que la Revolución Cubana, lo que daba miedo era el socialismo por la vía democrática. Era y es un pésimo ejemplo. Al menos buscar un manejo independiente y soberano de nuestros recursos es una herejía para la doctrina neoliberal.
 
Desde el mismo día del ascenso de Allende, el 4 de septiembre de 1970, el Departamento de Estado, de la mano de Henry Kissinger, operó para derrocar a la Unidad Popular, proceso que culminó con el golpe de Estado –verdadera acción de terrorismo de Estado— de Augusto Pinochet. Miles de torturados, asesinados y desparecidos, y la implantación, a sangre y fuego, del modelo neoliberal, y en el que Chile sirvió de laboratorio. Un modelo excluyente y expoliador del trabajo y recursos, en beneficio del gran capital.
 
 
3
 
“Enero de 1959. Con la preocupación de la campaña presidencial, ni Salvador ni sus partidarios comprendieron que en el Caribe estaba gestándose un huracán que remecería las fundaciones de la izquierda latinoamericana”.
 
Así comienza el capítulo: Ecos tropicales, del libro: Salvador Allende. Una época en blanco y negro (El País/Aguilar. Argentina. 1998), que es una profusa biografía del médico y político socialista, que debo al amigo Domingo Cadín, en aquel tiempo estudiante y preso político, que llegaría a México exiliado, al que llamo chilemex.
 
En ese mismo mes de enero de 1959, llega a Cuba, donde conoce al Che Guevara, en el Cuartel de la Cabaña, con un ataque de asma: “Mire, Allende, yo sé perfectamente quien es usted. Yo le oí en la campaña presidencial del ’52 dos discursos, uno muy bueno y uno muy malo. Así que conversemos con confianza, porque yo tengo una opinión muy clara de quién es usted”.
 
Más tarde, le regalará su libro: Guerra de guerrillas, con la siguiente dedicatoria: “A Salvador Allende, que por otros medios trata de obtener lo mismo. Afectuosamente Che”.
 
 
4
“¿Qué queda de Allende ya muerto, ‘ya muerto, ya de pie, ya inmortal, ya fantasma’, en el decir de Borges?” Es la pregunta con la se abre el último capítulo: In Memoriam, del mismo libro.
 
Una de tantas respuestas, la adelanta él mismo en su último mensaje por radio, que escuché por Radio UNAM, ese 11 de septiembre de 1973: “Mucho más temprano que tarde se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir un mundo mejor”.
 
 
5
 
Eduardo Galeano cuenta la historia de un pueblo que no tenía nombre. Alguien, que un día recorría una sierra por el norte de México, se encontró un pequeño libro que hablaba de un personaje del que nunca había oído hablar. Lo leyó y cuando regresó, dijo: “Ya tenemos nombre”. 
 

Y leyó para todos. Desde entonces, el lugar de llama Salvador Allende.

Tiempo suspendido
 
José Luis Avendaño C.
1 sept. 2017
1
El 13 de agosto se cumplieron 496 años de la caída de Tenochtitlan y, con ello, la conquista de lo que sería México. Más de 500 años después (tres siglos de colonización y casi otros dos de vida independiente), nuestra raíz india sigue viva en nosotros, no sólo en la piel y la lengua, no obstante nuestro afán por blanquearnos. En solicitudes de trabajo se pregunta por nuestro color de piel, y casi todos respondemos: morenos claros, pero un taco nos delata.
 
El mestizaje no es más que la yuxtaposición de culturas, incluyendo las que acompañaron a los esclavos africanos. Debajo de la plancha del zócalo capitalino y de la Catedral, casi a flor de tierra, se hallan restos del Templo Mayor. El museo más importante del país es el Nacional de Antropología e Historia, aunque los indios que conviven hoy entre nosotros sean los más discriminados y excluidos, entre los grupos de vulnerables.
 
Veinticinco millones de mexicanos se asumen como indígenas; sin embargo, apenas 15 mil, que no son ni el uno por ciento de la población escolarizada, asisten a la educación media superior. A diez años de la Declaración de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, adoptada el 13 de septiembre de 2007.
 
En total, 64 grupos indígenas a lo largo y ancho del país, su lucha por vivir con justicia y dignidad, a través de la defensa del territorio, que los gobiernos neoliberales han entregado –a cambio de espejitos—, desde diciembre de 1982,  al capital transnacional  De ahí la relevancia del Concejo Nacional Indígena.
2
Desde hoy hasta el 10 de septiembre, en la remozada Plaza de la Constitución –por la liberal Constitución de Cádiz, del 19 de marzo de 1812, y por eso llamada por el pueblo la Pepa, ¡joder!— se llevará a cabo la VI Fiesta de los Pueblos Indígenas, Barrios y Pueblos Originarios de la Ciudad de México (#ciudadsinmuros). Un reencuentro con nuestro ser pluricultural y pluriétnico.
 
Alrededor de 400 actividades y 800 expositores, bajo el eje temático: “Territorios indígenas y defensa del medio ambiente”, víctimas del despojo y la explotación, como se constata en el extractivismo minero, por el cual más de la mitad del país se encuentra enajenado al capital transnacional. En los días del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), se ha extraído más oro y plata que en los 300 años de la Colonia.
 
Volviendo a la VI Fiesta de los Pueblos Indígenas, esta edición estará dedicada a la Región Maya Peninsular –Campeche, Yucatán y Quintana Roo— y al pueblo originario de San Bernabé Ocotepec, de la Delegación Magdalena Contreras, y como país invitado a Chile (mapuches, aymaras y rapu noi, éstos de origen polinesio). Además de la oferta gastronómica, habrá demostraciones del  juego de pelota mexica y de hip-hop maya, y se presentará la edición en náhuatl de “Pedro Páramo”, de Juan Rulfo.
 
3
 
En la novela de Rosa Beltrán: La corte de los ilusos (Alfaguara. México. 2016), sobre el imperio de Agustín de Iturbide (1823), que se puede aplicar a los tiempos actuales. Sucede entre aquel y la madre Benita:
 
“—Malos tiempos, Alteza…
 
“Se refería a la escasez de azúcar, trigo y leche, y a la epidemia de viruelas, y a la dificultad de obtener medicamentos para los enfermos que preferían morir en sus casas antes que ser llevados al Hospital de Terceros. 
"Pero el Emperador tomó el comentario como una amenaza y se mantuvo alerta.
 
“—Los tiempos no son malos ni buenos por sí mismos, madre. Es nuestro modo de ver lo que hace que así nos parezcan.”
4
 
Estamos en el llamado mes de la patria y desempolvamos a Hidalgo y demás próceres que nos dieron ídem, a fin de enfrentar la embestida trumpiana, al grito: ¡Viva México, cabrones!
Puebla de los Ángeles de Zaragoza (II)
 
José Luis Avendaño C.
Para Cirita
Siguiendo con la lectura de Patria, de Paco Ignacio Taibo*, llego a los capítulos donde, un año después de la gesta del 5 de mayo de 1862, se da el sitio de misma ciudad de Puebla por parte de las huestes napoleónicas, comandadas por el mariscal Élie Fréderic Forey, que después de dos meses es doblegada por el hambre.
 
Vale detenerse en Forey. En 1851, siendo coronel, fue uno de los que ayudó a Luis Bonaparte a llegar al poder; “se le recuerda por haber sido responsable de la operación de captura de la Asamblea Nacional y abusos a que fueron sometidos los diputados; se gana así su ascenso a general”.
 
Arriba a Veracruz, en septiembre de 1862, para sustituir al derrotado general Lorencez. En su primer discurso, Forey se dirige al alto clero católico, del que espera “predicarán la reconciliación a todos los mexicanos, (y) es de esperarse del patriotismo del clero mexicano que acepte ciertos hechos consumados”, en referencia a las Leyes de Reforma. Ignorantes de los sucedía en el mundo, los conservadores mexicanos se entregaron a liberales europeos. 
 
Regresemos a Puebla. Del significado del sitio, PIT II concluye:
 
“Si en la imaginación nacional la palabra Puebla está asociada a la batalla del 5 de mayo, los 62 días del combate del sitio poblano merecían un más recuerdo colectivo. Muy pocas veces en la historia de este país se derrochó tanto valor, entrega, enloquecido heroísmo. La palabra heroísmo desgastada por el abuso del lenguaje y la retórica del vacío, pero si algo merece el adjetivo, son esos 62 días (16 de marzo a 17 de mayo) que duró la batalla”.
 
Y en una nota al final del capítulo sobre la rendición, se cita a Salvador Alvarado, que escribirá años después: “¿Quién ignora que el invasor francés entró a Puebla pisando flores arrojadas por los frailes, después de pasar por encima de los cadáveres de los soldados mexicanos, caídos en la defensa de su patria? ¿Se ha olvidado, acaso que ese mismo clero tapizó con nuestra bandera nacional el suelo que debían pisar los invasores en el trayecto de su Cuartel General a la Catedral de Puebla, donde cantó un Te Deum por la gloria conquistada por el ejército francés, que acababa de matar a los mexicanos que heroicamente defendían a su país?”
 
La reacción en pleno, que obedecía, no al presidente de la república –que desconocía—, sino al Papa extranjero.
En otro capítulo se precisa: “El 19 (de mayo de 1863) la entrada de Forey en Puebla se produjo cruzando el mutismo de las calles, cortando un silencio espeso; ni una mujer en las ventanas, ni curiosos rondando las esquinas, ni una autoridad para oficializar la entrega de la ciudad, ni un portón abierto. Sólo desentonó el malhabido clero poblano, lanzando al vuelo las campanas…”
 
Empero, no fueron todas las campanas de todas las iglesias de Puebla. Al día siguiente, en Palacio Nacional, Benito Juárez “tenía puesta su levita de los domingos, (quien) tenía sólo dos levitas, la de la semana y la que usaba los domingos para ir a misa en catedral”. Recibía a un grupo de campaneros de Puebla, y que le traían unas reatas. Se produjo el siguiente diálogo:
 
‘—Y bien señores, ¿en razón de qué vinieron caminando desde Puebla para traerme estas reatas?
 
‘—Son las cuerdas de las campanas de las iglesias de Puebla, señor presidente. El arzobispo nos ordenó que cuando entraran los gabachos (*) las tocáramos con júbilo. Pero nosotros no somos traidores, señor presidente. Se las trajimos para que atestigüe usted que no, no doblaron esas campanas.
 
‘—Gracias, señores –dijo finalmente Juárez—. Mientras la República tenga hijos, el enemigo no nos podrá vencer, jamás. Estas reatas las conservaré en recuerdo de su patriotismo’.”
México, en las próximas semanas, se apresta a una próxima batalla: la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
 
 
* Paco Ignacio Taibo II. La gloria y el ensueño que forjó una PATRIA (Editorial Planeta Mexicana. 2017).
 * Gabacho, en una primera época eran los franceses, después fué genérico, todos los extranjeros. Gabatx, en catalán.
Muestra teatral
 
Bajo las nociones de comunidad e inclusión, se desarrollará la primera Muestra Teatral de la Ciudad de México (MTCDMX) 2017, del 28 de julio al 6 de agosto, en diferentes recintos. Es una colaboración entre la Secretaría de Cultura federal y la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de México.
 
Son, en total, doce obras seleccionadas y siete invitadas, además de dos talleres (uno de ellos, sobre gestión cultural) y una mesa de reflexión. Las propuestas escénicas son diversas, con distintos planteamientos, por ejemplo, un stand up comedy, realizado por actores ciegos, sobre la vejez, la niñez, la migración y el sistema penitenciario. Se anuncia una “propuesta para niños La Cenicienta de La Lagunilla, con luchadoras transexuales”. Asimismo, habrá tres propuestas de escuelas de teatro.
 
Los teatros son el de la Ciudad de México Esperanza Iris (el próximo año, centenario), Benito Juárez y Sergio Magaña; el foro A Poco No, el Espacio X del Centro Cultural de España en México, además de los foros alternativos MH-35 y El 77 Centro Cultural Autogestivo.
 
La muestra abre el viernes 28, a las 20:30 horas, en el Teatro de la Ciudad, con la obra La mordida, de la Compañía Teatro Penintenciario.
 
Para consultar la programación completa: www.teatros.cultura.cdmx.gob.mx
 
Puebla de los Ángeles de Zaragoza
 
José Luis Avendaño C.
 
“¡Qué bueno sería quemar Puebla! Está de luto por el acontecimiento del día 5. Esto es triste decirlo. Pero es una realidad lamentable.”
 
Quien así habla, con un dejo de amargura, es Ignacio Zaragoza, a cuatro días del triunfo del 5 de mayo de 1862, sobre las fuerzas intervencionistas francesas.
 
El joven general de 33 años (moriría de tifo cuatro meses después), que nació en Texas, cuando todavía era territorio mexicano, al mando del Ejército de Oriente había vencido al que se consideraba en ese momento el ejército más poderoso del mundo.
 
Este relato aparece en el segundo tomo de Patria, de Paco Ignacio Taibo II, y es parte de una trilogía que comprende el periodo que va de 1854 a 1867. “¡Con ese título, Patria, no vas a vender ni un pinche libro!”, cuenta PIT II que le dijo todo el mundo. Y es que, de entrada, parece el título de un libro de primaria.
 
Lo de patria es un nombre o concepto desgastado, no tanto por el tiempo, sino por el abuso y deformación que se ha hecho del término. Aparece cuando se nos referimos a lo nacional o al nacionalismo, lo mismo en proclamas que en ejercicios escolares Algo que debiera ser signo de identidad, se convierte en un grito de guerra. Sin olvidar, claro está, La Suave Patria, de Ramón López Velarde.
 
El título completo de la obra de Paco Ignacio Taibo II es el de La gloria y el ensueño que forjó una PATRIA(Editorial Planeta Mexicana. 2017). El tomo 1 (1854-1858. De la Revolución de Ayutla a la Guerra de Reforma) se presentó a comienzos del mes de junio en el Club de Periodistas de la ciudad de México. Según el plan editorial, los restantes dos tomos se presentarían dentro del siguiente semestre.
 
Supongo que la buena acogida del público lector, adelantó la presentación del tomo 2 (1859-1863. La Intervención francesa), a mediados del mes de julio, durante la feria del libro itinerante que la brigada Para Leer en Libertad suele hacer, esta vez en Tlatelolco. El tomo 3 (1864-1867. La caída del Imperio) está prevista para presentarse en septiembre próximo.
 
Esta obra, que le llevó a PIT II diez años de investigación, la califico de historia novelada, con el estilo ya característico del autor, que a la documentación aúna la fácil lectura, para la mejor comprensión de los hechos. Una de sus características es la descripción minuciosa de los hechos de guerra y el tratamiento entrañable (les habla de “tú”) de los personajes que admira.
 
Allí está el complejo asunto de los bonos Jecker y la deuda externa, que fue el pretexto para las reclamaciones de Inglaterra, España y Francia, que culminó con la intervención de este último, el imperio de Maximiliano y el triunfo de la República, considerada como la segunda independencia de México.  
 
Es un periodo en que define el futuro de la nación, después del trauma que representó la guerra con Estados Unidos y la pérdida de más de la mitad de su territorio (1847-1848), y que exacerbó los ánimos de liberales y conservadores, que tenían en la ciudad de Puebla –a la mitad del camino entre las ciudades de México y Veracruz— uno de sus reductos principales.
 
Además de conservadores (reaccionarios), los poblanos eran mochos, como llama Taibo II a los ultra católicos, que se opusieron al gobierno de Juárez y las Leyes de Reforma, con el que se estableció la separación Iglesia-Estado, que culminó con la Ley de Libertad de Cultos: no sólo la libertad de creer en cualquier religión, sino la libertad de no creer.
 
Recuérdese que, a mediados del siglo XIX, la Iglesia era dueña de más mitad de la tierra y ejercía el monopolio de la educación, es decir, de las conciencias y costumbres, como resabio colonial.
 
Contra lo que se piensa, la gran mayoría de los liberales eran creyentes católicos, exceptuando dos que tres, como Ignacio Ramírez El Nigromante. En documentos, con la rúbrica de Melchor Ocampo o del mismo Benito Juárez, termina con la frase: Dios y Libertad.
 
Fue una etapa, la de 1854-1867, en la que pasó de una guerra civil (Revolución de Ayutla y Guerra de Reforma) a una guerra de intervención (una Francia napoleónica –por Napoleón III, el Pequeño—, que deseaba ponerle un dique al expansionismo de Estados Unidos en América Latina), y que redefinió ideologías. Juárez llamó a defender a la nación a todos los mexicanos sin distinción. Uno de los aceptó fue el general Miguel Negrete, poblano conservador, que combatió al liberalismo, pero que lo hizo contra los franceses. Allí queda su frase: “Antes que partido, tengo patria”.
 
Es una división, entre liberales y conservadores, que dura hasta nuestros días. La ciudad Puebla, bautizada Puebla de los Ángeles, que el presidente Juárez cambió por el de Puebla de Zaragoza, tres días después de su muerte, el 8 de septiembre de 1862, y que los panistas quisieron volver a su nombre original, de extracción colonial, dentro de suobsesión antijuarista.
 
Vale terminar, con el propio Paco Ignacio Taibo II, en una larga cita, que corresponde a una de las notas que viene al final del capítulo en la que refiere, precisamente, a la muerte de Zaragoza, en el tomo 2 de Patria:
 
“En estos últimos años los regidores panistas poblanos decidieron quitarle el apellido a su ciudad y sustituir el nombre oficial de Puebla, o sea Puebla de Zaragoza, por el de su primitivo nombre colonial, Puebla de los Ángeles (…), lo que parecía un acto de gangsterismo ideológico era retirar el nombre del general Ignacio Zaragoza. Si alguien merece el tener su nombre asociado a la ciudad de Puebla es Zaragoza. Y así lo escribí en un artículo publicado en La Jornada. Puebla fue fundada en la leyenda por un grupo de ángeles despistados que habían perdido el rumbo, pero sin duda fue refundada por ángeles morenos, ángeles de Tetela de Ocampo de la brigada Negrete. En ese debate abierto, me pronunciaba por una solución malignamente conciliadora y proponía que el nombre oficial fuera Puebla de los Ángeles de Zaragoza y llamaba a los poblanos de bien, que afortunadamente abundan, a que repararan la injusticia y canallada que se había producido. Naturalmente nadie me hizo caso, pero pocos meses después la propuesta panista era declarada anticonstitucional, en la medida en la que un edicto municipal no podía pasar por encima de un edicto presidencial (Juárez había decretado el nombre) y las autoridades municipales poblanas tenían que destinar a la basura la papelería ‘oficial’ que habían elaborado. Justicia vil.”
 
Una historia para hoy. 
Ayotzinapa
 
José Luis Avendaño C.
 
“No puedo dormir… no puedo vivir.” Así se expresa un padre de familia de uno de los 43.
 
Han transcurrido casi tres años –éste 26, 33 meses— de la desaparición de 43 estudiantes de la Escuela Normal “Isidro Burgos”, de Ayotzinapa, Guerrero. A la fecha, no se sabe que sucedió realmente, no obstante la verdad histórica fabricada por las autoridades. Ante las conclusiones de la comisión de expertos internacionales, el gobierno mexicano ha tenido que mantener abierto el caso.
 
Sobre todo, es la decisión de los padres de los 43por conocer la verdad y que se haga justicia, en este país donde impera la impunidad, en éste y otros miles de casos, en el que conviven desparecidos y tumbas clandestinas.
 
A fin de que, entre la sociedad, no se olvide, a los plantones entre a la PGR, diferentes voces se siguen manifestando por la aparición de los 43. Una de estas voces es la del fotógrafo argentino Marcelo Brodsky, que presenta la exposición: Ayotzinapa Acción Visual, una colección de fotografías de gran formato, que se exhibe en el Museo Memoria y Tolerancia.
 
“Sin justicia habrán más muertos y desaparecidos”, advierte el fotógrafo, él mismo víctima de la represión de la dictadura militar que se instauró en Argentina en 1976, y que convirtió, ayudado por su lente, en activista por los derechos humanos. Visualiza a Tlatelolco como antecedente de Ayotzinapa.
 
Con el apoyo de 55 organizaciones recorrió el mundo plasmando de imágenes de personas portando cartelones, clamando verdad y justicia, a través de la frase: “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”, lo mismo en Estados Unidos, Francia y Japón.
 
Con un gobierno que se da golpes de pecho en materia de derechos humanos y quiere dar lecciones a otros países, Brodsky resaltó el clima de violencia institucional, a unos pasos de la cancillería, vecina del museo, subrayó el fotógrafo, que reveló que las autoridades habrían presionado para que la exposición, que ya se ha presentado en Buenos Aires y Montevideo, no fuera exhibida en la galería de la Organización de Estados Americanos (OEA), con sede en Washington, DC.  
 

La exposición estará abierta al público hasta el 16 de agosto. El Museo Memoria y Tolerancia se encuentra en la Plaza Juárez, frente al Hemiciclo a Juárez, en la Alameda Central, en la ciudad de México.

Eduardo Galeano en el mundo de Defensa Zapatista
 
José Luis Avendaño C.
 
“¿Qué mundo sería parido por una mujer que pudiera nacer y crecer sin miedo a la violencia, al acoso, a la persecución, al desprecio, a la explotación?
 
“… si alguna vez me pidieran a mí, sombra fantasmal de nariz impertinente, que definiera el objetivo del zapatismo, diría: ‘hacer un mundo donde la mujer nazca y crezca sin miedo’”.
 
Quien pregunta y se responde es el SupGaleano (antes SupMarcos), en una carta a Juan Villoro, en febrero de 2016, que sirve a manera de prólogo al texto Habrá una vez…, una recopilación de cuentos e historias del Subcomandante Insurgente Galeano.
 
Desde el propio título, se juega con el elemento tiempo. Si los cuentos infantiles empiezan con la tradicional frase: “Había una vez”, el Sup apela al futuro: “Habrá una vez”, que no es una ilusión o una utopía, sino un llamado a la construcción de otro mundo posible.
 
El volumen aparece días después de que el Concejo Nacional Indígena nombró como su vocera a una mujer, que se convertiría en su candidata a la presidencia en 2018, y en medio de una violencia que se ensaña con la mujer. Violencia de género, feminicida, que va del uso sexista del lenguaje hasta la desaparición y el asesinato. Los cuerpos como botín de guerra y las almas, que se las disputan los fundamentalismos para el más allá, cuando lo que importa es el aquí y ahora. De inmediato surge el reclamo de género, étnico y/o clasista: ¿poseen un proyecto de nación? Y la respuesta es: otro mundo es posible.
 
Por eso, llama la atención que, por su hechura y contenido, parece un libro infantil, incluyendo los dibujos (sin crédito). Un libro de reflexión política, que divierte, muy en el estilo del Sup. No sorprende, entonces, que la protagonista sea una niña llamada Defensa Zapatista. Un alegato contra la dominación patriarcal y capitalista, al decir de Sylvia Marcos en la presentación.
 
Personaje, Defensa Zapatista, que quiere romper con una cuádruple discriminación de, que en el lenguaje de hoy, la hace cuatro veces vulnerable: por mujer, por indígena, por niña y por rebelde, es decir, consciente de su situación. ¿Cómo hará para transmitir esa consciencia a su comunidad? A través del juego, del futbol. No como espectáculo y negocio (sorry “Jaguares”), sino como objeto lúdico, pero con un fin práctico: derribar un muro, hacerle una grieta, simplemente para mirar. ¿Quién, en su vida, no ha pateado una piedra o una lata, o se ha asomado a mirar qué hay del otro lado, y ver que no estamos frente al espejo?
 
Como si fuera una profecía, muy del mundo de los antiguos, el primer capítulo del volumen se titula: El Muro y la Grieta, de abril de 2015 y firmado por el ya SupGaleano, cuando aún no aparecía Trump y su obsesión por construir un muro en la frontera sur de Estados Unidos, y a un año de la muerte física de Eduardo Galeano, que aparece en este mismo primer capítulo.
 
Y vemos a Galeano (dibujado) en diálogo con Defensa Zapatista, que a la hora de decir su nombre, afirma: “yo me llamo recoge balones”; “recoge balones no cualquiera, repite la niña al hombre mientras lo abraza, no para consolarlo, sino para que entienda que todo lo que vale la pena se hace en equipo, en colectivo, cada quien su tarea”. La niña le explica su valor e importancia: “Sin recoge balones nomás no hay partido. Y si no hay partido, pues no hay fiesta, y si no hay baile, y si no hay baile pues de balde me peino y de balde me pongo los presapelos de colores, mira ”.
 
Pero el cuento no acaba aquí (apenas empieza). “Oí Galeano, que hoy conocí a un ciudadano que se puso tu nombre”, le dice un miliciano al entonces sargento y maestro de escuela Galeano. Y éste medita: “Recoge balones, como si fuera tan fácil. Si no cualquiera es zapatista. Si no cualquiera es recoge balones. Para ser recoge balones se necesita mucho corazón, como ser de zapatista, y para ser zapatista no cualquiera, aunque eso sí, luego hay alguien que no sabe que es zapatista…hasta que sabe”.
 
Un Galeano (desdoblado) que es reclutado para un equipo de futbol, que nunca termina por completarse, por la niña Defensa Zapatista. “Sí, porque acá, cuando el equipo gana, se va a darle al muro. Y el equipo que pierde, sigue jugando ‘hasta que aprenda’, dicen”.
 
Ya vamos a ser más”, anima la niña, “de repente dilata, pero sí vamos a ser más”.
No estamos en guerra, pero…
 
José Luis Avendaño C.
 
Desde la década de los años 40 del siglo pasado, México se convirtió en un proveedor de drogas de Estados Unidos. Con el consumo, el mercado, y con ello, el negocio, estaba garantizado. Así crecieron y se desarrollaron las primeras bandas que, al paso de los años, se transformaron en cárteles regionales y verdaderas empresas transnacionales. Es imposible que a este nivel, los gobiernos en turno no supieran, y que, por comisión u omisión, no fueran parte del negocio.
 
Con la llegada del PAN a la presidencia en el 2000 (el PRI mantuvo su poder a través de la mayoría de gobernadores), este dejar hacer, dejar pasar (neo)liberal, aparentemente se dislocó. Una de las primeras acciones del segundo sexenio de la alternancia, en diciembre de 2006, fue lanzar a la calle a las fuerzas armadas (Ejército y Marina), frente a la ineficiencia/insuficiencia de las policías. Con ello, el narcotráfico –parte del crimen organizado—, se convirtió en un asunto de seguridad nacional. Once años después, achacados a la inseguridad y violencia, hay más de 80 mil muertos y más de 26 mil desparecidos, sin contar los desplazados. Muchos, se dice, son producto de ajustes de cuentas entre las bandas. Y pasado todo este tiempo, se discute una Ley de Seguridad Interior, a fin de normalizar la presencia y actuación de las fuerzas armadas en las tareas de seguridad pública y, sobretodo, su relación con la población.
 
Nadie duda que hay una escalada de violencia que el regreso a Los Pinos del PRI no ha podido contener. Un regreso acotado, pues se dice que el régimen priista nunca perdió el poder, entre otras cosas porque la política económica neoliberal es transexenal, es decir, la misma desde hace seis sexenios, con crecimiento errático, pero con una narco economía boyante, que es parte substancial de las cuentas nacionales (en el rubro de errores y omisiones). El regreso priista (recargado) es, de hecho, una restauración. Para decirlo en palabras de Bolívar Echeverría, se trata de la consolidación de la “restauración de la república oligárquica prerrevolucionaria”, cuyos gobernantes, agrego, operan como meros administradores del despojo y la explotación.
 
Las víctimas de la violencia, ya no son solamente entre el crimen organizado y las fuerzas armadas, sino alcanza ya a miembros de la sociedad civil, que, en lenguaje militar, son daños colaterales. Entre las víctimas se encuentran los defensores de los derechos humanos –muchos de ellos familiares de quienes han padecido la violencia, y ellos mismos violentados— y periodistas que cubren tales asuntos o que investigan presuntos nexos entre las autoridades y la delincuencia organizada. Terreno minado. El resultado es que, por ejemplo, al estar buscando a sus muertos, descubren otras fosas clandestinas de otros muertos.
 
La semana pasada, Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC) organizó el foro: Mujeres Periodistas. El poder de sus voces, en el que se resaltó la doble violencia que sufren por su género y por su labor, que van desde amenazas hasta asesinatos, que no se atienden ni resuelven, al estar en medio de un círculo de impunidad, que más bien resulta un laberinto. Labor que está considerado de alto riesgo y convirtiendo a México como uno de los lugares del mundo más peligrosos para el ejercicio periodístico. Aquí vale recordar lo que Guillermo Prieto, en sus Lecciones de Historia Patria afirmó sobre los objetivos de la libertad de prensa: ser “correctivo de la tiranía y afiance de todas las libertades”.
 
El mismo día, desde Londres, el Instituto de Estudios Estratégicos, que se aboca a asuntos de defensa y conflictos, advirtió que el año pasado México fue el país con mayor número de “homicidios intencionales”, sólo por debajo de Siria. Naturalmente, las autoridades descalificaron el reporte, al estar basadas en “metodologías inciertas”. Lo cierto es que hay personas que no únicamente son parte del extendido grupo de los vulnerables, sino que su actividad es de alto riesgo
 
Al día siguiente, 10 de mayo –Día de las Madres— fue asesinada Miriam Elizabeth Rodríguez Martínez, en su casa en el municipio de San Fernando, Tamaulipas. Ella se volvió activista, a raíz del secuestro de su hija, Karen Alejandra Salinas Rodríguez en 2012. Sin ayuda gubernamental, dos años después halló los restos de su hija en una fosa clandestina, y logró la detención de 13 personas. En abril pasado, denunció ante las comisiones estatal y nacional de los derechos humanos que había sido amenazada de muerte… Tanto los defensores de derechos humanos como los periodistas se encuentran bajo el amparo de un mecanismo de protección, que se creó en noviembre de 2012.
 
Si no fuera suficiente, el fin de semana, siete periodistas fueron detenidos por un centenar de encapuchados armados en un retén de la carretera Iguala-Ciudad Altamirano, en el norte de Guerrero, y fueron despojados de una camioneta y de sus equipos de trabajo; situación que el gobierno estatal achaca al crimen organizado. El día anterior, había llegado a la zona un contingente del Ejército.
 
No estamos en  guerra, pero parece.
    
1 de Mayo migrante
 
José Luis Avendaño C.
 
Este 1 de Mayo, Día Internacional del Trabajo, tendrá características distintas a las de otros años. Más que una celebración, el 1 de Mayo es una conmemoración, pues se recuerda a los mártires de Chicago, cuando trabajadores anarquistas, que demandaban la jornada laboral de ocho horas, fueron reprimidos por la policía, y algunos fueron llevados a la horca, entre ellos el periodista alemán Adolf Fisher, que escribió una proclama que comenzaba así: “Trabajadores: la lucha de clases ha comenzado. Ayer, frente a la fábrica Mc Cormick, se fusiló a los obreros. ¡Su sangre pide venganza!”
 
Este 1 de Mayo será diferente, dado el contexto global que prevalece desde hace décadas, y que se agudiza por la actividad de la población migrante. Si las políticas de corte neoliberal han precarizado las condiciones de trabajo, la falta de oportunidades, la búsqueda de mejores condiciones de vida, pero también las guerras y persecuciones, y los desplazamientos, ha obligado a la gente a migrar. Al mismo tiempo, gobiernos han endurecido las condiciones de recepción de migrantes y refugiados, al igual que su expulsión. Es el caso de Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump, al grado de criminalizar al migrante. Ahora, el migrante es visto como un potencial terrorista.
 
Si con Barack Obama, la deportación de migrantes se escaló, afectando a mexicanos, pero igualmente a centroamericanos, hoy con Trump es racista y xenófobo. Esta política está separando familias, convirtiendo a la deportación en una crisis humanitaria. Gente, ya bilingüe y con preparación, que regresa y no encuentra trabajo, y se enfrenta a la maraña burocrática para obtener tan siquiera una identificación oficial o validar sus estudios. Son retornados que buscarán volver a Estados Unidos para reencontrarse con sus familias.
 
El 1 de Mayo, en Estados Unidos –donde oficialmente no es Día del Trabajo; éste es el primer lunes de septiembre—, habrá movilizaciones en las denominadas ciudades santuario, que tienen como política proteger al migrante; grandes ciudades, como Los Ángeles, San Francisco, Denver, Miami, Nueva York,  Chicago y Filadelfia (ya, en 2006, hubo una acción similar). Pero, igualmente, habrá movilizaciones en pequeños poblados, como en Phoenixville, en el sureste del estado de Pennsylvania, donde se organiza una huelga bajo la consigna: “Un día sin migrantes”. Para María Fernanda Canales, vocera del movimiento Cosecha, “el 1 de Mayo es el primer paso de una serie de huelgas y boicots que cambiará la visión de la migración en Estados Unidos”.
 
Cada año, la población migrante paga 12 mil millones de dólares en impuestos locales y estatales, y otros 13 mil millones de dólares en impuestos federales, por programas sociales a los que no tienen acceso, por su condición indocumentada (alrededor de 11 millones de migrantes, bajo el riesgo de ser deportada). De ahí que el movimiento Cosecha demande que Pennsylvania sea declarada entidad santuario, con derechos para todos, independientemente de su calidad migratoria, incluyendo un salario mínimo de 15 dólares la hora y el derecho a sindicalizarse. “En suma, demandamos una verdadera justicia en Pennsylvania: justicia económica, justicia ambiental, justicia social y justicia racial”.  

"En Corto", de José Luis Avendaño

Marchando contra Trump

Trump en su laberinto
 
José Luis Avendaño C.
 
1
 
En sus primeras semanas en la Casa Blanca, Donald Trump casi no ha dejado títere sin cabeza. Ha ido cumpliendo, a base de decretos ejecutivos –que no requieren pasar por el Congreso— lo que dijo como pre/candidato. Con la arrogancia que mostraba en su programa televisivo El aprendiz, de la misma forma ha tratado a sus interlocutores, cuando es él quien debe aprender las buenas maneras de la política y la diplomacia. Con ello, ha creado un cisma dentro y fuera de Washington.
 
A reserva de enfrentarse, cara a cara, con Rusia y China, que sí son de su peso, ha tomado a manera de ejercicio de calentamiento a su vecino del sur. Aquí, en México, diríamos que nos tomó de su puerquito, a fin de demostrar y alardear de su fuerza; al menos del poder de su lengua. La administración de Enrique Peña Nieto pensó que eran puras balandronadas y esperó hasta después del 20 de enero. Creyó que su canciller, un reciclado Luis Videgaray, aprendiz confeso en las artes de la diplomacia, por la cercanía que dice que tiene con el yerno de Trump y su  principal asesor (consejero), Jared Kushner, podía desbrozar el camino.
 
La reacción de Los Pinos ha sido precisamente eso: reactiva, si no frente a hechos consumados, sí ante un discurso inamistoso, por decir lo menos. Peña Nieto ordenó reforzar la embajada en Estados Unidos y los consulados, para asistir a los mexicanos, que tienen miedo de ser deportados, aun de aquellas ciudades santuario que, como Nueva York y Los Ángeles, protegen a su población migrante. Hechos que, aunque son necesarios, parecen insuficientes. Y frente a la inminente deportación de miles, por no decir millones, algunas ciudades se aprestan a recibirlos… después de que los dejaron ir.
 
2
 
El resultado es el enfrentamiento de dos nacionalismos, en medio de una crisis de la globalidad, y junto a ella, de las formas particulares de la gestión de la crisis.  El nuestro, de carácter defensivo, contra la doctrina del Destino Manifiesto (1823), expansionista que, previa guerra (1847), le significó a nuestro país la pérdida de más de la mitad de su territorio. ¿Cómo reaccionamos? Ondeando la bandera tricolor y rescatando una frase del Himno Nacional: “Más si osare un extraño enemigo…”. Y es que así se considera a Trump, junto con las grandes empresas, contra las cuales se pide hacer un boicot a sus productos y servicios, y consumir los hechos en México.
 
La ofensiva de la administración Trump contra México, en términos económicos, tiene como punta de lanza la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en el entendido (en realidad, mal entendido) de que Estados Unidos ha sido el más perjudicado, y pone de ejemplo el déficit comercial que tiene EU con México. Una ilusión cuantitativa, pues son, en su mayor parte, importaciones de productos y servicios de empresas transnacionales (a menores costos de producción), sin contar la remisión de utilidades (libre de impuestos).
 
¿Hecho en México vs Buy American?
 
3
 
Ingrediente adicional es el llamado a la unidad nacional, para enfrentar, juntos, a ese extraño enemigo. Un concepto, el de la unidad nacional, que resulta falaz y engañoso. ¿En torno a un devaluado presidente por las medidas antipopulares que ha tomado, como el gasolinazo? ¿Alrededor de un empresario que promueve la privatización educativa? Ni siquiera, junto a Carlos Slim, cuyos intereses en la minería, por ejemplo, afectan a comunidades de Zacatecas.
 
Se halla aquí el meollo del asunto: más que la construcción de un muro, que comenzó años atrás, peor es la desigualdad interna, que se agudizó a partir de diciembre de 1982, con la irrupción violenta del modelo neoliberal, que  separa, cual cortina de nopal, a los pocos (el uno por ciento) de la gran mayoría. ¿En aras de qué se apela a la unidad nacional?
 
En estas circunstancias, la construcción de un mercado interno fuerte se hace a partir de una realidad ominosa, con todo y TLCAN: 64 millones se encuentran en situación de pobreza, más de la mitad de la población (53 por ciento). Si el dato es grave, lo es más el que nos describe la desigualdad imperante: apenas 12 millones concentran la mitad del ingreso. Lo anterior del lado del consumo, pero más desfavorable es del lado de la producción, con un mercado de estructura oligopólica, es decir, dominada por unas cuantas empresas transnacionales.
 
Vale citar a José Valenzuela Feijóo. En su libro De la crisis neoliberal al nacionalismo fascistoide. México y Estados Unidos (Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Iztapalapa. México. 2016), tiene un extenso capítulo sobre Alemania: Del Imperio a la República y de ésta al Nazismo. Sobre la unidad nacional escribe:
“Durante la (primera) guerra, la socialdemocracia aprobó los créditos de guerra, y en general, la ‘defensa de la patria’. Consigna muy hipócrita porque esa ‘patria’ no es más que una tenue minoría de la fracción dominante. Evidentemente, entre un obrero alemán y gentes como Krupp o Thyssen, no había el más mínimo contacto. Lo mismo vale para Hindenburg y cualesquier campesino pobre”.
 
Y después de un mes de protestas y marchas contra el aumento en el precio de las gasolinas, y aprovechando las acciones inamistosas de Donald Trump, se realizaron, el domingo 8 de febrero en la ciudad de México, sendas marchas, que confluyeron en el Ángel de la Independencia. Al margen de las diferencias de matiz (contra Trump, pero no contra Peña Nieto), nada tuvieron que ver con las marchas tradicionales, desde abajo. Gente que nunca vemos en nuestras marchas, y no se diga sus mascotas (véase foto).
 
4
 
El nacionalismo estadunidense, por el contrario, ha sido ofensivo, al poner sus intereses por delante; mejor dicho, los intereses de sus grandes empresas, que se hayan en todo el mundo y que el Estado representa, y que Wall Street y el Pentágono defienden, indistintamente. En esta etapa, los intereses del complejo militar-financiero.     
 
El nuevo inquilino de la Casa Blanca es un genuino representante de los WASP (white, anglosaxon, protestant), es decir, de la gente blanca de origen anglosajón (europeo) que practica el protestantismo. Quienes no encajan en esta descripción racista y discriminatoria, quedan excluidos (la gran mayoría) y pueden ser objeto de una auténtica persecución. Lo estamos viendo con los indocumentados y los practicantes del islamismo, moros con tranchete.
 
Frente a la oleada de migrantes que han hecho lo que es Estados Unidos lo que es hoy, prácticas aislacionistas,  como la edificación de un muro a lo largo de su frontera sur es una contradicción histórica. Trump en su laberinto.
 
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